Me inscribí a un curso de Sanación Herbal que está dando mi amiga Frida.
Como primer tarea teníamos que ver un cortometraje y escuchar el podcast «Radio Savia», del cual rescató el capítulo titulado Tzk’at, la red de la vida.
Lo principal en la red de la vida es que tú soy yo, y yo soy tú. – Lorena Cabnal
Red de Sanadoras Ancestrales, donde se plantea la sanación como camino cósmico-político. Donde no solo se defiende la sanación de la cuerpa humana, sino el territorio-cuerpo-tierra (el cuerpo como territorio, la tierra como cuerpo).
Muchas mujeres usan su traje tradicional, porque siguen en sus comunidades, tejiendo, intercambiando, portando orgullo y resguardando el territorio y los conocimientos de cada espacio, por eso apelan la defensa de la sanación de nuestras cuerpas, nuestros cuerpos, nuestres cuerpes.
Los feminismos comunitarios territoriales defienden la tierra y los cuerpos de las mujeres, porque el primer cuerpo-territorio es el propio. Las mujeres de las comunidades indigenas, cansadas de la violencia sexual, el machismo y los feminicidios, defienden su territorio-tierra y territorio-cuerpo, justificando la relación entre ambos.
Lorena explica cómo las autoridades se unían cuando se defendía de mineros, de expropiadores, pero omitían la atención ante las denuncias. ¿Cómo defender si el primer cuerpo no estaba siendo cuidado? Por eso, apoyadas de la red de la vida, una sabiduría pre-patriarcal donde todos cuidan de todos, tanto de los cuerpos como los territorios.
No puedes defender el bosque, el agua, las memorias ancestrales mientras cometes violencia contra niñas y mujeres. Es incoherente violentar a tus hermanas, al tiempo que proteges la vida. Los códigos castellanos de machismo, misoginia, etc. deben adaptarse a los códigos de los pueblos originarios.
En la red de la vida no existen cuerpos solo humanos, es plural, sin género, sin categorización. Lorena señala que, todo es pluralidad, y ningún cuerpo es repetible.
A los abuelas, abuelos y abueles les gusta acercarse con respeto, desde el amor, llegando al corazón antes que la razón. Personalmente, me gusta que Lorena no invisibiliza, desde el lenguaje habla de mujeres, hombres y todes que no entren en el binarismo.
Estoy de acuerdo cuando dice que no se puede unificar en la realidad con un solo feminismo, debe haber acercamiento y reflexión, llegar al espíritu de cada comunidad donde la violencia ha sido estructuralmente distinta. «Sanar los feminismos» dice, pues cada comunidad de mujeres tiene sus realidades, memorias, historias, interpretaciones, y no puedes uniformar las opresiones, tampoco las emancipaciones y sanaciones.
Las mujeres indígenas obtienen del feminismo comunitario territorial una nueva conciencia que ayuda a dignificar y sanar los cuerpos plurales.
Y hay más, Lorena habla de los cuerpos que se auto-convocan cuando otros cuerpos viven injusticia, dolor, efectos del patriarcado, el capitalismo, el racismo, etc. Es decir, usamos nuestro cuerpo para ayudar a otros cuerpos, hacemos acuerpamientos, apoyamos, prestamos de nosotras con nuestras intenciones, nuestros rituales, nuestras plantas, para ayudar, proteger, hacer crecer en espíritu y mente de las compañeras, los compañeros, les compañeres.
No puedes acuerpar a otras mujeres, sino te acuerpas a ti misma.
En fin, falta mucha reflexión y sobre todo, mucho acercamiento a nuestros antepasados, a los pueblos indígenas y su sabiduría.