Solía revolotear tanto,
que casi rompo mis alas,
pero cuando casi me golpearon,
emprendí vuelo hacia lo alto.
Esperaba, con paciencia, un espacio en la grieta,
pero descubrí que podía hacer mi propio nido,
ya no te necesito.
No me mal entiendas, no fue el mal sentido.
Confundí tu jaula con una casa, pero al decirme que no,
me enseñaste de libertad.