«Yo nunca te he dejado, tú te alejas».
Y al leer esto, comprendí que la incapacidad que por años había tenido de hablar temas importantes con los otros por temor a que se volviera una pelea y alguien se fuera, se enojara conmigo o demás, no tenía fundamento.
Sí, se pueden hablar temas fuertes y tomar decisiones sin discutir, sin quedar mal. No, no debo alejarme sin dar explicaciones, hablando se entiende la gente. Pensé que no te importaba, que si me quedaba, me harías daño, pero al irme, sólo dejaba inconclusas las cosas.
Te amo, papá. Ya no me voy a alejar sin antes hablar.