Te mandé una nota de voz, con la falsa ilusión de hablarte.
Quería contarte cómo me he sentido, te extraño.
Un lugar más común al anterior sería decir que me cuesta aceptar hoy en día, después de casi dos años, tu permanente partida.
Me gustaría platicarte todo lo que ha pasado, me gustaría que supieras lo bien que salió.
Te extrañé hoy, casi como siempre, sólo que decidí enviarte una nota de voz.
Una nota de voz sin receptor, en un chat archivado inerte, como tú.