Con el paso de los años, es fácil dejar de asumir en un primer momento y darle tiempo al tiempo para mostrar la naturaleza de las cosas, de los sentimientos, de las personas.
Hace unos días me encontré con esta cita de la obra El Extranjero, escrita por Albert Camus.

Resulta que, para la filosofía del absurdo, para el existencialismo, el budismo y hasta el cristianismo, aceptar que las cosas son como son, es la clave para actuar. Bueno, así es mi interpretación.
Aceptar… conformar… no, no son lo mismo. Aceptar es eso, ver las cosas como son sin darles vueltas intelectuales. Ya después vendrá lo que hacemos con las cosas aceptadas.
Cosas… pero en general, hablamos de situaciones, contextos, cuentas bancarias, otras personas, respuestas emocionales y todo aquello fuera de nuestro control.
No he dejado de pensar… a veces, después de aceptar, elegimos el caos. Aceptamos como sentencia, en lugar de como pista.
Reflexioné, concluí: esto es así en este momento, mi siguiente decisión o acción la encaminaré para crear algo nuevo.
Eso me hizo pensar en cómo el presente refleja los aprendizajes del ayer, como las personas, la interacción humana, termina por revelar su forma. Aquello sinsentido, como dice Camus, termina adquiriendo un sentido a nivel individual.
Aceptar es el camino.