Ella subió al estrado, llevaba un vestido rojo, el cabello medio recogido, los labios pintados y temblaba un poco, la felicidad hace vibrar.
«Buenas noches, ¡wow! Nunca me imaginé llegar a este momento de esta manera, a esta edad y después de tanto. Estoy sintiendo millones de emociones atravesar mi cuerpo, sin embargo, no quiero pasar por alto mi objetivo en este instante: AGRADECER.
GRACIAS mamá, hermano, tía, abuelita, abuelito Víctor. Gracias amigas y amigos que han estado acuerpándome y enseñándome sobre el amor. Gracias a todas las personas que durante estos años confiaron en mí, ¡de verdad!
Pero sobre todo, GRACIAS PAPÁ, si no hubiera sido por tu misoginia, violencia y adicciones, yo no hubiera aprendido que el único amor y validación que necesito nace en mí. Que yo tengo la fuerza y capacidad de lograr mis objetivos, que siempre debo ser fiel a mí misma, que soy capaz de levantarme y crecer. GRACIAS porque tu comportamiento me recuerda ser leal a mis convicciones para seguir luchando por un mundo justo, donde ninguna especie, raza, género, persona o ser vivo tenga que atravesar violencia.
GRACIAS porque tu desamor me hizo valorar el verdadero amor y usarlo como la fuente de mi sanación y combustible para seguir adelante.»
Finalmente, se bajó del escenario, colocando el objeto preciado cerca de su pecho, camino tranquila hacia su asiento, lo puso sobre la mesa y abrazo, por fin, a quien siempre deseo.