Si me pongo supersticiosa y esotérica, estoy atrayendo mi muerte triunfante. Podría ganar un premio de publicistas y no recibirlo, coronándome como otra más que vivió en tragedia, quiso salir adelante y no vivió más.
Aunque, no sería justo para las personas que me quieren, también me apenaría desde el ataúd ver llorar a mi mamá y hermano, nunca me ha gustado generar malestar.
Tengo claro que esta idea fatídica y poética no es real, suena contradictoria considerando mi profundo amor por la vida, por la creación; por el arte y la poesía.
¿Qué hacer con tanto dolor? Mi primera solución es aislarme, para no contagiarlo como virus pandémico a quienes amo, a quienes han mostrado genuino interés y aprecio por mi consecuente existencia.
Mi segunda idea (razón práctica) es producir ideas, cumplir mis tareas, entregar excelentes resultados y, completar el discurso mítico de la grandeza que culminó en valiente tragedia.
Dije tragedia dos veces, ¡qué vergüenza!
La tercera y última solución es fluir. Aceptar de dónde vengo, aceptar la fuente de mi sufrimiento y seguir, seguir hasta conseguir templanza. Utópico, quizás; pero no me gustaría morir sin antes haber dado un discurso agradeciendo.
Tengo, además, que pagar la renta, entregar mi trabajo. Junta a las 9 am, conferencia en la UNAM el 27 de abril, ¿les conté que hoy felicitaron mi trabajo? En fin.
Tengo muchos pendientes como para morirme o pensar en cómo matarme, bendito capitalismo, sobre todo, bendita vida tan adictiva.
¿Estoy enamorada? Sí, pero eso será otro texto, porque el problema de morirme es que no podría chismear con mis amigas en los siguientes días, también me perdería la pool party de Berni y Lore, tendría que cancelar mi compromiso con el aniversario de mi mejor amiga, no podría ir a la función de Bibi, tampoco comprar mi boleto a Londres para visitar a Santi, o el tren a Alemania para abrazar a Gaby. No podría ver esos hermosos ojos verdosos y no le enviaría mensaje en la mañana a Jorge, ¡no tengo tiempo de morirme!
Ya será en otra vida, total, pasará, que se encargue el destino de mi final, estoy ocupada para hacerlo.
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