Me las ingenio para que las personas me perciban caótica, intensa, reactiva, como la chispa que puede encender para bien o para mal. Supongo es mi mecanismo máximo de defensa, sólo estoy cuidando mi corazón sensible, herido y noble.
Aunque, la gente cercana a mí, sabe lo anterior. El otro día Gabriela y Santiago me dijeron por qué me amaban. Mencionaron mi ternura, mi cordialidad y gentileza para decirles cosas. No mentiré lo sorprendida que terminé al escuchar, pero no me molesta porque lo cuidan. Esa parte de mí, la real, está reservada para quienes cuidan mi corazón como el propio.
Casi llego a los 27, nunca me vi en esa edad y ahora, quiero saber qué elegiré ser de ahora en adelante, ¿donde pondré mi fuego?
Alguna vez me escribieron en una dedicatoria que soy como una canción que no dejas de escuchar, ¿quiero ser una canción de bailar o de calma?
Lo decidiré, quizás, después de los 27.
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